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Espero que el aluvión de buenos datos sobre llegadas y gasto turístico en España en 2016 no nos nuble las vista y nos impida reconocer, e intentar mejorar, las debilidades que tenemos.
España es un destino fantástico, uno de los mejores, para algunos el mejor, del mundo. Tiene todo lo que un destino puede ofrecer, a un precio razonable y con una calidad de servicio aceptable. ¿Por qué pues es sólo un destino de segunda en Europa para los mercados emisores asiáticos? Las razones no están en el destino, siempre mejorable, pero, repito, de los mejores del mundo. Las razones están en la capacidad aérea, en los vuelos entre España y Asia y en el desconocimiento. En este artículo nos centraremos en el primer problema.
Durante casi diez años, el único vuelo directo entre Asia y España fue el de Singapore Airlines a Barcelona. Luego el de Thai de Bangkok a Madrid y los de Air Europa a China. Hace unos cinco años comenzaron los vuelos de Emirates y Qatar, pero via Dubai o Doha si se pretendía volar a India o al Lejano Oriente. Ultimamente, Air China, Cathay Pacific o Korean Air han abierto rutas. Y finalmente, y de forma muy tímida, Iberia ha vuelto a Asia con vuelos a Shanghai y Tokio. Estamos mejor que estábamos. Pero seguimos lejísimos de casi cualquier otro destino europeo (Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Suiza, Finlandia, Turquía) y no mejor que Grecia o Austria. Sin vuelos no hay turismo, por lo menos no hay cifras significativas. Y ese es el problema de España, que necesita no cuatro o cinco vuelos más al día, sino 20 ó 30 vuelos más.
Naturalmente, las líneas aéreas operan con criterios de rentabilidad y así debe ser. Pero aquí estamos en el cuento de que fue antes el huevo o la gallina. Sin más vuelos no habrá más turismo y sin más turismo no se justificarán más vuelos. El turismo asiático crece como una marea imparable, pero su playa de destino es aquella a la que los aviones la llevan. Debemos pues ser creativos para que las líneas aéreas quieran abrir nuevas rutas a España.
Se me ocurre, por ejemplo:
–Que los poderes públicos promocionen no sólo nuestro destino sino las posibilidades por ejemplo del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, el que dicen tiene mayor capacidad de crecimiento de slots de Europa.
–Que Madrid y Barcelona, sus hoteles, receptivos y demás, colaboren con las aerolíneas con programas atractivos de stopover en Madrid y Barcelona, para que estas ciudades se conviertan en un hub de pasajeros en ruta a América o a otros destinos europeos, tal como hace, con mucho éxito, Emirates Airlines en Dubai.
–Que Aena o el Ministerio de Fomento puedan incentivar, aunque no subvencionar, la apertura de rutas a España.
–Que los aeropuertos de Madrid y Barcelona creen un programa “Asian Friendly” de forma que se pueda comunicar en las principales lenguas asiáticas y se ofrezca algo de comida asiática y señalización en diversos idiomas.
Y seguro que hay muchas más posibles mejoras.
Si somos capaces de hacer “algo”, ese 20 por ciento de incremento anual de llegadas de Asia a España, que conseguimos sin hacer nada, se convertirá en un 50 o un 100 por ciento.
No es tan difícil, Es proponérselo. Y nos conviene. Y mucho.