La Polémica de Airbnb en España

Desde mi mundo casi ideal en Singapur, asisto entre perplejo e irritado al culebrón de las viviendas de alquiler vacacional. En mi opinión, el estado de esta polémica situación en España, se alimenta de las siguientes realidades de nuestro país:
 
La primera es que la mayoría de la población, ni siquiera en mi querida Mallorca, que vive casi en exclusiva del turismo, acepta el turismo como la mayor fuente de riqueza de nuestra tierra. Una riqueza que hay que mimar y agradecer, una riqueza, además, para todos, para el empresario y el empleado, para el que trabaja en el sector y para el que, sin el sector, ya sea abogado, médico a profesor, no tendría trabajo porque no habría ni riqueza ni población para su propio oficio. Tal vez la ceguera provocada por la envidia a los que más ganan (también porque arriesgan su patrimonio) no deja ver el maná para todos que es el turismo.
 
La segunda es que todo lo queremos arreglar a golpe de nueva legislación. Legislación, que no falte, y que sea de nuevo cuño. ¿Por qué emplear la existente si se puede hacer algo nuevo que mantenga ocupado a Gobiernos y Parlamentos? Oigo decir, es que si no se regula, los propietarios de viviendas vacacionales no pagan impuestos. ¿Cómo? Pues sean inspeccionados y sancionados. ¿Por qué no van a pagar?
 
La tercera es que aquí no hay gobiernos con la claridad y la autoridad moral de crear unas reglas justas y apropiadas para las empresas y para la sociedad. ¿Cómo es posible que esta actividad no haya encontrado un marco adecuado después de los años que llevamos sabiendo que existe y que estén presentes en el debate público?
 
Leo en Preferente que Madrid va a regular el alquiler vacacional. No tengo acceso a dicho borrador, pero si sirve, a Madrid o a quien sea, me atrevo a aconsejar:

° Que la iniciativa privada es parte de nuestra cultura y de nuestra sociedad y prohibir el alquiler vacacional, como el de muchas otras actividades económicas, no es propio de nuestra sociedad sino de sistemas comunistas muy ajenos, afortunadamente, a nuestra realidad. Por tanto, el que quiera alquilar su vivienda, que lo haga. Ahora bien:
° El que alquile su vivienda debe cumplir con las mismas condiciones de seguridad, higiene y demás que el sector hotelero
° Si emplea a terceros, aunque sea para limpiar, hacer el check in y demás, debe tenerlos de alta en la Seguridad Social, como hace o debe hacer cualquier empresario hotelero o empresario en general
° El que alquile una vivienda que pague los impuestos de aplicación
° Al que no le resulte rentable alquilar la vivienda con fines vacacionales cumpliendo las normas de seguridad, fiscales y de seguridad social, que no se dedique a esta actividad, que nadie le obliga a ser empresario.
° Y lo demás es liar, aceptar presiones de lobbies, abandonarse a discusiones estériles, en definitiva, dar pábulo a quien dice que somos una sociedad incapaz de darnos soluciones rápidas, justas y eficaces.

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